Read about Lorraine Benuto's lab, the DICE Center, in English.
Al entrevistar a los posibles estudiantes de posgrado, la Profesora Asociada de Psicología Clínica Lorraine Benuto hace una pregunta que a menudo les sorprende:
¿Están interesados en aprender a brindar servicios psicológicos en español?
A pesar del hecho de que la mayoría de los estudiantes que entrevista para un lugar en su laboratorio son hablantes nativos del español con la esperanza de trabajar con la población Latina sea como terapeutas e investigadores, la pregunta, les sorprende. En la mayoría de los programas en el país, el arduo trabajo de traducir no solo el idioma, sino también el tratamiento, la investigación, y los conceptos de las intervenciones de una manera que mantiene los mecanismos basados en la evidencia científica y que al mismo tiempo permite adaptaciones que consideren las características de cada persona individual se deja al estudiante para que lo averigüe por su propia cuenta. Es un trabajo complicado. Y es una de las razones por las que no hay suficientes terapeutas que hablan español en ΒιΆΉΣ³» y en todo el país. La respuesta a la pregunta de Benuto ha sido hasta ahora, ¡SI!
Como una joven Latina universitaria y estudiante de posgrado, Benuto hizo mucho de este duro trabajo por su cuenta. Ahora, como profesora, ha dedicado su carrera a aliviar esa carga para los futuros estudiantes. Desde que se unió a la facultad del Departamento de Psicología primero con estancia postdoctoral en 2009 y en 2016 como profesora asistente, sus investigaciones sobre psicoterapias basadas en evidencia científica adaptadas culturalmente para personas Latinas se ha convertido en una de las más citadas en el área de psicológica clínica. En su primer año como profesora, Benuto fundó La Clínica, una clínica especializada que ofrece servicios gratuitos de salud mental para mujeres y niños Latinos que han sufrido violencia doméstica, asalto, o abuso sexual. La Clínica ha ayudado a llenar un vacío en ΒιΆΉΣ³» al brindar acceso a servicios de salud mental bilingües y económicas, al mismo tiempo que promueve el conocimiento de salud mental dentro de la comunidad Latina. Mas recientemente, Benuto desarrolló y lanzó oportunidades de investigación en psicología para estudiantes diversos (PROUD por sus siglas en inglés), un programa que ofrece oportunidades de investigación y desarrollo profesional para ayudar a los estudiantes de licenciatura a convertirse en solicitantes competitivos para la escuela de posgrado. En los últimos cinco años Benuto ha trabajado con casi dos docenas de estudiantes de posgrado, muchos de los cuales son Latinos, para capacitarse en servicios psicológicos culturalmente sensibles.
"Quiero brindarles a los estudiantes, especialmente a los estudiantes de minoría étnica, una experiencia en la Universidad que realmente mejore su sentido de pertenencia y los capacite para sentirse que son miembros de la comunidad científica: el cielo es el límite”.
“La diversificación del área de la psicología clínica es algo por lo que siento mucha pasión y he trabajado para diversificar el área de psicología como profesora durante los últimos cinco años y antes de eso como mentora para estudiantes de pregrado”, dijo Benuto. “Una de mis esperanzas es que mis estudiantes se gradúen y continúen guiando a estudiantes de minoría étnica, por ejemplo, estudiantes Latinos, y contribuyan a la diversificación del área de psicología ellos mismos. Mi segunda esperanza es que mis estudiantes de posgrado estén bien preparados para trabajar con la comunidad Latina, ya sea como psicólogos o como investigadores”.
La definición de Benuto de servicios psicológicos culturalmente sensibles refleja cómo ella se relaciona con sus pacientes, como ella diseña investigaciones científicas, y como ella se relaciona con sus estudiantes. Se trata del individuo. Habiendo crecido en una comunidad predominantemente blanca en el área rural en el norte de California, Benuto era uno de los pocos niños Latinos en su escuela. El trabajo de su padre era estacional, y durante la temporada baja su familia pasaba unos tres meses en México. Esto, combinado con la herencia cultural de su madre como miembro de la tribu Maidu le proporcionó a Benuto experiencias personales relacionadas con la intersección de la identidad y la cultura.
El deseo de Benuto de comprender mejor su experiencia bicultural, fue estudiarlo y la puso en la trayectoria en la que todavía se encuentra hoy. Junto con su equipo de candidatos a doctorado y becarios postdoctorales, cada uno con sus propias perspectivas individuos para aportar, las investigaciones y las publicaciones que salen de su laboratorio son de gran alcance. Desde documentar el estigma en torno a la salud mental dentro de las comunidades Latinas hasta el desarrollo de una guía ampliamente difundida para el tratamiento de pacientes que no hablan inglés, Benuto y su equipo están construyendo una biblioteca de información para apoyar a los terapeutas y investigadores que trabajan en la intersección de la cultura y la psicología.
Este otoño, Benuto tendrá siete estudiantes de doctorado y dos doctores de estancia posdoctoral trabajando con ella: dos de las cuales regresan a su laboratorio después de recibir su doctorado para continuar su investigación: las doctoras Jena Casas y Cyndy Soto. Casas recibió el premio Sam Lieberman Regents ‘Award for Student Scholarship en la primavera de 2021, uno de varios premios que los estudiantes de Benuto han recibido. Está claro que la prioridad de Benuto radica en sus estudiantes, particularmente en ayudar a sus estudiantes a superar muchos de los estigmas que su laboratorio está tratando de cambiar.
“Quiero que mis estudiantes se sientan empoderados”, dijo Benuto. “Hablamos mucho en mi laboratorio sobre el síndrome del impostor. Ese es un fenómeno en todas las culturas en la academia, pero parece que les afecta mas a estudiantes de minoría étnica, por ejemplo, estudiantes Latinos, por muchas razones diferentes. Quiero que mis alumnos se sientan seguros de si mismo. Quiero brindarles a los estudiantes, especialmente a los estudiantes de minoría étnica, una experiencia en la Universidad que realmente mejore su sentido de pertenencia y los capacite para sentirse que son miembros de la comunidad científica: el cielo es el límite”.
A continuación, se presentan las historias de cuatro de los estudiantes de Benuto que demuestran eso.
Rosy Chávez- Nájera
“Me puedo identificar con esta población porque yo también estuve allí.”
Siendo residente de Reno, ΒιΆΉΣ³», la estudiante de doctorado Rosy Chavez-Najera comenzó a trabajar en el laboratorio de Benuto como estudiante de licenciatura. En el verano del 2021 ella recibirá su maestría en psicología clínica y se espera que obtenga su doctorado en 2024. Pero su camino para convertirse en psicóloga comenzó mucho antes de que pusiera un pie en la Universidad. A los ocho años, el padre de Chávez-Nájera fue deportado a su país de natal. Su madre, de la noche a la mañana, se convirtió en madre soltera de dos niñas.
“Se fue de un día para otro”, dijo Chávez-Nájera. “Estábamos en una situación desesperada donde no podíamos hacer nada. Nuestra familia estaba esencialmente rota. Fue absolutamente traumático, una pesadilla, para todos nosotros”.
Chávez-Nájera observo cómo su madre caía rápidamente en una profunda depresión marcada por una ansiedad severa y ataques de pánico. En ese momento, Chávez-Nájera no tenía el lenguaje para definir lo que estaba observando, pero sabía que quería hacer algo para ayudar a su mama.
“Siempre tuve esta sensación de cuidar a mi mama y hacer todo lo posible para ayudarla, pero no sabía cómo”, dijo Chávez-Nájera. “Teníamos una televisión y una antena que nos conseguía los canales de transmisión locales gratuitos, y recuerdo haber visto el Dr. Phil. Decía unas frases pequeñas y yo veía que la gente mejoraba cuando estaban en el programa. Decidí apuntar lo que el decía y se lo decía a mi mamá para ver si ella también mejoraba”.
Cada día, Chávez-Nájera corría a su casa desde el autobús escolar para ver el programa de las 4:00 pm. Sentada frente a su televisión con una libreta, tomaba notas de ciertas frases que Dr. Phil decía.
“Cuando mi mamá llegaba a casa del trabajo, se las repetía palabra por palabra”, dijo Chávez-Nájera. “Yo le decía cosas como, ‘¿Cómo te sientes?’ y cualquier otra cosa que Dr. Phil dijo en el programa ese día. Verla en esa situación fue tan difícil para mí, y eso es lo más que pude acercarme a lo que se conoce como la terapia y así, lo hice”
“No puedo separar mi propia historia personal de mi investigación. Crecí en una familia Latina que vivía en la pobreza, sin recursos, que no tenía medios para ir a ver a un psicoterapeuta porque eso era un lujo. Ser culturalmente sensible es parte de quien soy, porque ese es mi origen, de ahí vengo y eso es lo que sigo siendo".
Tal vez fue las frases de Dr. Phil, o tal vez fue el profundo amor y apoyo de su hija, pero la madre de Chávez-Nájera comenzó a estabilizarse; sus síntomas disminuyeron y pudo criar a sus hijas. El padre de Chávez-Nájera pudo regresar a los Estados Unidos después de casi ocho años fuera, pero el trauma de perderlo ha tenido un impacto profundo en toda su familia. Para Chávez-Nájera, salió de la experiencia increíblemente resistente y motivada para lograr su objetivo de convertirse en psicóloga. Pasaba su hora del almuerzo en la preparatoria planeando cómo convertirse en psicóloga, cómo pagar la universidad y cómo ingresar a la escuela de posgrado. Se graduó de la preparatoria con más de $50,000 en becas y una clara visión de su futuro. Mientras obtenía su licenciatura en Universidad de ΒιΆΉΣ³», Reno, se sorprendió al ver a una Latina con un doctorado en psicóloga clínica enseñando su clase. Estaba tan sorprendida que en realidad no creía del todo que Benuto fuera Latina. Después de una rápida búsqueda en Google y al unirse a su laboratorio para confirmar, Chávez-Nájera se enteró de que Benuto era en realidad una psicóloga clínica Latina.
“Era la carrera de mis sueños y nunca había visto ni oído hablar de alguien que fuera Latina haciéndolo”, dijo Chávez-Nájera. “Ella se convirtió en mi modelo a seguir, mi ídolo, alguien a quien realmente admiro. Ella es todo lo que quiero ser “.
Una vez en el laboratorio de Benuto, Chávez-Nájera comenzó a definir sus intereses de investigación. Ahora, como estudiante de doctorado, se centra en identificar obstáculos para los cuidados de la salud mental en los Latinos, como también en examinar la eficacia de los tratamientos con la población Latina. Actualmente, está en desarrollando una telenovela como modo de tratamiento para la depresión. La telenovela enseña muchos de los obstáculos que existen para el cuidado de la salud mental, incluyendo el idioma, el costo, la transportación y el cuidado de los niños, mientras que también utiliza un medio familiar para reducir el estigma en torno a la salud mental.
La telenovela sigue a María de 40 años que tiene síntomas de depresión, pero no sabe lo qué es la depresión. Con todo el drama y los chismes característicos del género, María termina viendo a una psicóloga, es guiada a través del tratamiento y recibe apoyo emocional de su familia. Al final, se recupera y su familia ya no estigmatiza la condición psicológica. La serie utiliza protocolos de tratamiento basados en la evidencia que los espectadores pueden adoptar y auto tratarse en algunos casos. Chavez-Najera espera difundir ampliamente la telenovela, en hospitales, escuelas, clínicas de atención primaria, y en la comodidad de los hogares de las personas que lo necesiten.
“No puedo separar mi propia historia personal de mi investigación”, dijo Chávez-Nájera. “Crecí en una familia Latina que vivía en la pobreza, sin recursos, que no tenía medios para ir a ver a un psicoterapeuta porque eso era un lujo. Ser culturalmente sensible es parte de quien soy, porque ese es mi origen, de ahí vengo y eso es lo que sigo siendo. Haber vivido personalmente la lucha de tener un familiar que estaba en crisis y no podía conseguir la atención que necesitaba fue muy difícil. Me puedo identificar con mis pacientes, puedo identificarme con esta población porque yo también estuve ahí”.
Alan García
"Me veían como alguien en quien podían confiar, alguien con quien podían hablar.”
El laboratorio de Benuto, también conocido como el Centro DICE (Centro de Investigación para la Difusión e Implementación de Servicios Psicológicos Culturalmente Sensibles y Basados en Evidencia) es brillante con paredes verde azulado, obras de arte colgantes, y la mascota del Centro, Labita, la llama encaramada en un sofá junto a la ventana. Es un espacio lleno de energía, y mientras Alan García ingresa a su segundo año en el programa de posgrado en psicología clínica bajo la tutoría de Benuto, el espacio se llena de cajas de juguetes. García utilizará estos juguetes en su investigación sobre las intervenciones de crianza dentro de las familias Latinas. Los tipos de juguetes que usará son distintos en que algunos son juguetes típicos angloamericanos — muñecos Transformer, LEGOS, superhéroes — mientras que otros son juguetes tradicionales hechos a mano y artesanales más comunes en México y otros países Latinoamericanos. Estará probando si al usar juguetes más familiares culturalmente el tratamiento será mejor recibido por los padres. García también está realizando una revisión sistemática de intervenciones conductuales basadas en la evidencia para determinar si las poblaciones Latinas, así como otras minorías étnicas, están adecuadamente representadas en investigaciones ensayos aleatorios.
Como los otros estudiantes que trabajan con Benuto, García buscó el laboratorio de Benuto con la esperanza de trabajar con la población Latina. También fue uno de los estudiantes de posgrado de Benuto sorprendido al saber que tendría la oportunidad de realizar investigación y terapia en español mientras era estudiante. La familia de García se mudó de México al área de Los Ángeles cuando él tenía cinco años. Su madre había recibido su licenciatura en psicología en México y había estado trabajando el al área de la psicología antes de mudarse a los Estados Unidos, donde la barrera del idioma le impidió continuar ese trabajo. Inspirado por su madre, García siempre supo que quería ser psicólogo. También reconoce el valor de ser un psicólogo bilingüe.
“Cuando mis padres iban a un supermercado o a algún lugar público, si encontraban a alguien que hablaba español inmediatamente se relajaban”, dijo García. “Cuando comencé a trabajar con familias hispanohablantes como investigador de pregrado en UCLA, sentí lo mismo. Me veían como alguien en quien podían confiar, alguien con quien hablar. Pude verlos relajarse. Poder ofrecerles ayuda me hizo sentir que estaba devolviendo a mi comunidad. Realmente no tuve la oportunidad de crecer en México, de experimentar esa cultura. Siempre he pensado en la psicología como una forma de retribuir a mi comunidad, de estar más cerca de mis raíces “.
Francisco Reinosa Segovia
“Estoy impresionado con lo resistentes que son, cómo continúan siendo resistentes.”
A los 18 años, Francisco Reinosa Segovia se unió al ejército Mexicano debido a sus limitadas oportunidades para seguir una educación superior en México. Con frecuencia, fue testigo del impacto de la pobreza extrema y los retos asociados para satisfacer las necesidades humanas básicas como alimentos, agua, vivienda y atención médica que muchas familias experimentaron. Con frecuencia, fue testigo de las consecuencias de esta pobreza para niños de tan solo 12 años, que se vieron obligados a abandonar la escuela para ganarse la vida limpiando parabrisas de automóviles, vendiendo dulces, y realizando acrobacias en las calles. Después de dos años de servicio, decidió dejar el ejército con el fin de seguir su pasión por mejorar la salud y el bienestar de las comunidades de bajos recursos. Se fue de México a los Estados Unidos y se matriculó en un colegio comunitario donde tomó clases de inglés como segundo idioma (ESL) y también clases de introducción a la psicología. Trabajó en varios trabajos desde conserje en una escuela hasta guardia de seguridad para pagar sus clases. Reinosa Segovia estaba dedicado, y pronto obtuvo la oportunidad de ser admitido en programa de licenciatura de psicología de UCLA realizando investigaciones con su anterior mentora. La investigación de la profesora Denise Chavira se centró en el reclutamiento de promotoras (o trabajadores de salud comunitarios) para que recibieran prestación en capacitación de servicios de terapia. Con una referencia de Chavira, Reinosa Segovia se enteró del laboratorio de Benuto y decidió aplicar. Él, como los demás de su clase, se emociono la oferta de admisión de Benuto.
“La Dra. Benuto me ofreció esta oportunidad única de tener supervisión en español”, dijo Reinosa Segovia. “Ninguno de los otros programas para los que entrevisté ofrecía esa oportunidad, de hacer trabajo clínico con Latinos que hablan español y tener una supervisión en español. “
Al brindar servicios en español, Reinosa Segovia ha sido testigo de una característica única entre muchos de sus pacientes.
“Ninguno de los otros programas para los que entrevisté ofrecía esa oportunidad, de hacer trabajo clínico con Latinos que hablan español y tener una supervisión en español. “
“Los factores de estrés que la población Latina se encuentra son muy únicos”, dijo Segovia Reinosa. “Su estatus migratorio está pendiente. Tienen hijos o familiares en México u otros países. Tienen deudas. No pueden conducir ni obtener una licencia de conducir. Pero no se preocupan tanto por su salud mental. Piensan: ‘Vine aquí a trabajar. Lo estoy haciendo bien.’ Estoy impresionado con lo resistente que son, cómo continúan siendo resistentes. “
Reinosa Segovia ha sido testigo de esa misma capacidad de recuperación entre los terapuetas que hablan espanol en una investigación realizado en el Centro DICE. Utilizando un grupo de enfoque para recopilar datos, los terapeutas, los trabajadores sociales, y otros proveedores de servicios de salud mental reportaron que brindar servicios en español era increíblemente dificil y que aumentaba su carga de trabajo. Sin embargo, todos menos uno reportaron que querían continuar con el trabajo.
“Les pregunté, '¿Por qué?'”, Dijo Reinosa Segovia. “Respondieron que se sentían privilegiados al poder brindar a la comunidad a alguien con quien hablar, privilegiados de servir la poblacion Latina. Eso fue muy conmovedor e inspirador".
No hay duda de que Reinosa Segovia respondería con la misma respuesta si se le preguntara.
Cyndy Soto
“Siempre fui muy consciente de mi rol como alguien que era estable y en quien se confiaría si las cosas cambiarían”
Mientras habla, la Dra. Cyndy Soto, quien esta en estancia posdoctoral, elige sus palabras con cuidado y sabiduría. Ella no se preocupa por pausas tranquilas en la conversación. Su presencia es tranquila y firme. Esta calidad única se presta bien a su profesión. Es una psicóloga excepcional, en palabras de Benuto. Pero estos rasgos ventajosos no se aprendieron en la escuela de posgrado. De hecho, son lo que casi le impidió seguir la universidad. Soto creció en Surprise, Arizona, un suburbio rural de Phoenix en una familia de inmigrantes de estatus migratorio mixto.
“Siempre fui muy consciente de mi rol como alguien que era estable y en quien se confiaría si las cosas cambiaran”, dijo Soto. “Creo que, debido al estatus migratorio mixto de mi familia algunos miembros no se sentían muy estables; ir a la universidad fue realmente muy difícil. No quería dejar a mi familia y casi tomé la decisión de no ir. “
Afortunadamente, Soto asistió a la universidad y posteriormente se graduó en la Universidad para trabajar en el área de la gerontología en la psicología, una sub-disciplina centrada en la salud mental y el bienestar de los adultos mayores, con la colega de Benuto, la profesora Jane Fisher. Soto recibió su doctorado (Ph.D.). en la primavera de 2021 con Fisher y Benuto copresidiendo su tesis. En Junio, comenzó como becaria postdoctoral en el laboratorio de Benuto, donde planea continuar su investigación sobre el impacto de los servicios de salud mental adaptadas por la población Latina y mejorar el acceso al tratamiento en español para los Latinos. También se unirá a Benuto para reclutar estudiantes como ella para el programa.
"Que uno de los efectos del racismo sistémico es el síndrome del impostor que proviene de no tener representación, no ver a otros profesores o investigadores Latinos, y sentir que no pertenecemos. Una de las cosas en las que espero trabajar es en aumentar esa sensación de pertenencia para los estudiantes Latinos. “
“Como doctora de posgrado, espero también ayudar con el reclutamiento de estudiantes Latinos en el área de psicología”, dijo Soto. “Hemos encontrado en nuestras discusiones y al hablar con otros estudiantes, incluso en otras áreas, que uno de los efectos del racismo sistémico es el síndrome del impostor que proviene de no tener representación, no ver a otros profesores o investigadores Latinos, y sentir que no pertenecemos. Una de las cosas en las que espero trabajar es en aumentar esa sensación de pertenencia para los estudiantes Latinos. “
Benuto y Soto planean desarrollar una campaña de video destacando a los profesionales y estudiantes Latinos que trabajan en el área de la psicología clínica y compartiendo sus historias.
“Todavía está en la fase de idea y evolucionó a partir de nuestras conversaciones de laboratorio sobre el racismo sistémico, el síndrome del impostor, la importancia de la representación en el área de psicología y el impacto de escuchar otras historias Latinas “, dijo Soto. “Vamos a desarrollar una serie de videos compartiendo las historias de estudiantes y profesionales Latinos con la meta de desmantelar el racismo sistémico promoviendo la pertenencia de los estudiantes de minoría étnica, por ejemplo, estudiantes Latinos.”
Ya sea sirviendo como un modelo a seguir para los estudiantes, asesorando a futuros psicólogos, o actuando como una confidente confiable para sus pacientes, Soto continuará sirviendo como alguien en quien su comunidad académica, clínica, y Latina puede confiar, un rol que ha adoptado desde niña.
“Realmente me apasiona continuar brindando servicios en español, continuar el trabajo que estamos haciendo al brindar un tratamiento culturalmente sensible y basado en evidencia a esta población”, dijo Soto. “Crecí siempre sabiendo que uno de mis valores era ayudar a otras personas, que la comunidad era realmente importante para el apoyo y para la supervivencia. Creo que era mi primer año de preparatoria, tomé un curso de psicología y me fascinó la psicología clínica y algo hizo clic en mi cerebro. Me di cuenta de que así es como puedo ayudar a las personas. “